Wabi Sabi I
Un artículo interesante acerca de Wabi Sabi
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Wabi Sabi
“Wabi-sabi is a beauty of things imperfect, impermanent, and incomplete. It is a beauty of things modest and humble. It is a beauty of things unconventional.”
Parece que se ha puesto de moda. Artistas, diseñadores y fans varios de la estética zen en occidente descubren el viejo concepto japonés de 侘寂 (wabi sabi) tan nuestro como los almendros o el sashimi.
Algo está teniendo que ver el libro del que habla Javier Cañada en su blog: Wabi-Sabi: for Artists, Designers, Poets & Philosophers de Leonard Koren (que no Cohen) que está teniendo mucho éxito y probablemente convirtiendo a Koren en el nuevo gurú occidental para aquellos asuntillos relacionados con el espíritu.
Aunque pueda parecer la oportunidad comercial de continuación del feng shui, tiene puntos suficientes para merecer nuestra atención por la recomendación de Javier, quien por cierto nos regala en su post un clarificador esquema de las similitudes y diferencias entre wabi-sabi y la estética modernista que hace Koren.
La estética wabi-sabi hace referencia a la belleza de lo imperfecto, lo impermanente y lo incompleto, al envejecimiento natural de los objetos orgánicos humildes, modestos y sencillos. El óxido del metal, la madera envejecida, la tela gastada o la vegetación espontánea en la construcción humana; aquello que inspira nostalgia espiritual y melancolía otoñal.
Wabi, que en un principio significaba algo así como la soledad de vivir en la naturaleza, pasó a referirse más bien a la simplicidad y tranquilidad de lo rústico y Sabi se refiere a la pátina de belleza y serenidad que trae el paso del tiempo.
Es complicado explicarlo de forma completa pero el interés suscitado es interesante y también sus aplicaciones al arte, siempre que no se caiga en la impostura de la adopción de estéticas y espiritualidades exóticas por el simple hecho de (de)mostrar lo chiripitiflauticamente cool que es uno.
Me ha gustado la reflexión final de Javier que recordaba la casa del pueblo de sus abuelos y como los objetos iban adquiriendo ese encanto especial con los años mientras que los objetos de hoy (quizás porque abusan del plástico) envejecen muy mal.
Es cierto, lo orgánico envejece con estilo pero creo que lo que ocurre hoy va inevitablemente unido a un estilo de vida en el que ya sea por la precariedad de los sueldos o por el nomadismo de búsqueda del sagrado, se impone un universo de objetos de corta vida, mal envejecimiento y a veces pésima calidad. Ikea y Zara por ejemplo: artículos “baratos” que duran un año.
Puede que lo mejor para estas vidas que llevamos sea algo intermedio. Dentro de lo posible (y sin dejar nunca de buscar Sión) no escatimar en gastos para una cuidada y pequeña selección de objetos con los que se produzca una mayor o más intensa relación y aprovechar los productos de los grandes monstruos en los inevitables momentos de transición, en los que siempre se está más comodo con una mesa donde comer y un sofá para los invitados.
Artículo Original: http://tetsuo.lamatriz.org/wabi-sabi
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